Ejemplos de casos clínicos podología

Tratamiento de la uña encarnada – Georgina Tay, podóloga de Singapur

En esta sección hemos incluido información sobre trastornos comunes. También hemos proporcionado enlaces a valiosos sitios de información podológica en Internet. A continuación hemos enumerado sólo algunos de los problemas más comunes de los pies que se encuentran en nuestras oficinas a diario.

Un podólogo es un médico cuyo título es “Doctor en Medicina Podológica (DPM)”. El podólogo es un especialista en el tratamiento de los problemas del pie y del tobillo. Antes de obtener el título de DPM, el estudiante debe completar cuatro años de formación médica después de la universidad en todos los aspectos de la medicina y la cirugía, con especial énfasis en las afecciones de las extremidades inferiores. Los podólogos tienen de uno a tres años de formación de residencia en cirugía de pie y tobillo tras sus cuatro años de formación médica especializada. La mayoría de los pacientes atendidos por el podólogo son remitidos por médicos de familia y otros especialistas que desean que sus pacientes sean tratados por un médico formado específicamente en trastornos del pie y el tobillo. Además de su formación quirúrgica, los podólogos tienen una amplia formación en el tratamiento no quirúrgico de los problemas del pie y el tobillo. No hay ninguna otra especialidad que tenga una formación tan amplia en estas áreas como el podólogo.

Facturación y codificación en podología para el éxito

La baropodometría es el estudio de las presiones plantares estáticas y dinámicas, medidas con una plataforma de presiones. Entre otros parámetros, se detectan las asimetrías del pie derecho frente al izquierdo en la presión plantar, al igual que cuando se realiza una termografía. En el artículo de hoy, en colaboración con Ricardo Acevedo de Podiatech, mostraremos cómo estas dos herramientas se complementan y aportan información muy relevante en la toma de decisiones clínicas y deportivas.

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Mediante la activación de unos receptores, llamados sensores de presión, se mide la presión y la distribución del apoyo del pie, obteniendo un mapa intuitivo en colores, como el que se muestra en la Figura 1. Esta imagen es la huella plantar, en la que se describen las zonas plantares con mayor y menor presión. La señal producida por la activación de los sensores de la plataforma de presión es recogida y procesada por un software y se representa en forma de imagen donde cada valor de presión se convierte en color.

La falta o el exceso de apoyo en cualquier región de la planta del pie genera información incorrecta, incompleta o incoherente y provoca una alteración del equilibrio postural. Por lo tanto, es perjudicial para todo el organismo y puede ser la causa de dolores, tensiones musculares, compensaciones, etc.

Sombra virtual con la Dra. Anne Sharkey, podóloga

Richard ha tenido dos cursos de antibióticos. No puede usar zapatos cerrados. Presenta un dedo gordo del pie inflamado. Tiene tendencia a sangrar por esta zona. Al examinarla, la uña está claramente hundida en el lateral del dedo y es muy dolorosa a la presión. Aunque a veces es posible simplemente recortar la uña y dejar que la zona se asiente, fue necesario retirar el borde de la uña bajo anestesia local y aplicar un producto químico para evitar que volviera a crecer esta sección. Después de los dos primeros días, se le volvió a vendar y luego comenzó con el cuidado diario de la herida. No informó de ninguna molestia tras el procedimiento y, como cuidó bien la zona, se curó en 4 semanas.

El dolor de pies de Marianne parecía agravarse con cierto calzado. En la evaluación, los síntomas se presentaban al apretar el antepié y al ejercer presión dentro de la zona de los dedos. Se diagnosticó un neuroma de Morton y las radiografías no mostraron ningún problema óseo o articular. Una ecografía reveló un neuroma y sobre éste una bursitis. Se le inyectó un esteroide y los síntomas se resolvieron durante tres meses. Desgraciadamente, los síntomas reaparecieron y decidió operarse. Se extirpó un gran neuroma. A los 3 meses del postoperatorio, Marianne no tiene dolor y es feliz.

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Afecciones pediátricas del pie – Georgina Tay, podóloga de Singapur

Una paciente acudió a mi consulta con un fuerte dolor en el pulpejo del pie derecho. Sólo ejercía presión en el talón del pie porque el dolor era muy intenso. Contó que el dolor comenzó en un instante mientras pasaba la aspiradora descalza. Cree que tal vez pisó algo. La exploración mostró un pequeño orificio en el pulpejo del pie de la paciente. Las radiografías de su pie mostraron un objeto largo y delgado dentro de la bola del pie. Tras una cuidadosa exploración y reflexión, se anestesió el pie de la paciente en la zona dolorida. Apretando de lado a lado del agujero, se extrajo un palillo entero del pie. A la paciente se le recetaron antibióticos y un zapato quirúrgico bien acolchado durante una semana hasta que el dolor remitió. La recuperación fue fácil.

Una mujer de 33 años acudió a mi consulta para pedir una segunda opinión sobre la posibilidad de operarse las articulaciones “artríticas” del dedo gordo del pie. Al interrogar a la paciente, me contó que no se había intentado ninguna medida no quirúrgica antes de la recomendación de la cirugía. No se sentía cómoda con la perspectiva de operarse los pies, pero tenía miedo del diagnóstico de artritis. La exploración reveló que tenía un movimiento limitado en la articulación del dedo gordo del pie cuando soportaba peso y que había una pequeña protuberancia ósea en la parte superior de la articulación del dedo gordo. También tenía demasiado movimiento en el pie cuando caminaba. El pie se “enrollaba” excesivamente, lo que aumentaba la presión sobre la articulación del dedo gordo. No había indicios de artritis. Le recomendé que se hiciera un par de plantillas ortopédicas a medida para restringir el movimiento excesivo del pie, con una modificación en la plantilla para ayudar a que la articulación del dedo gordo se moviera con más suavidad. También se hicieron recomendaciones sobre el calzado. Después de un mes de llevar la órtesis y de cambiar el calzado, la paciente rara vez sentía molestias en la articulación del dedo gordo del pie y dijo que le dolían mucho menos los tobillos y las rodillas al hacer ejercicio. Estaba agradecida por el éxito del tratamiento no quirúrgico.

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