Revisión del estimulador neuromuscular Neurodyn II – Ask Doctor Jo
El uso de taladros podológicos, en ausencia de controles técnicos y equipos de protección personal, constituye un riesgo laboral para el profesional sanitario. Se ha observado que el polvo de las uñas recogido durante los procedimientos de cuidado de los pies realizados en consultorios contiene queratina, hidrolizados de queratina, restos microbianos y elementos fúngicos viables, incluidos dermatofitos (más comúnmente Trichophyton rubrum) y saprótrofos.[1][2] La exposición al polvo de las uñas y el riesgo asociado variarán en función de las políticas y prácticas vigentes, el tipo de taladro podológico utilizado, la técnica terapéutica, la frecuencia de los procedimientos, el equipo de protección personal utilizado y el uso de sistemas de ventilación.
Los profesionales sanitarios pueden utilizar fresas podológicas en las uñas onicúlicas (engrosadas) de los pacientes para aliviar o eliminar el dolor, prevenir o tratar las ulceraciones subungueales, permitir una mejor penetración de los agentes antimicóticos tópicos o mejorar la cosmética, todo ello con el fin de mejorar la “calidad de vida” del paciente. “[3][4] En un estudio realizado por Miller, el 65% de los encuestados afirmaron que perforaban habitualmente las uñas de los pies engrosadas.[5] Sin embargo, la mayor eficacia de los fármacos antimicóticos como el itraconazol y la terbinafina reduce la necesidad de perforar estas uñas infectadas.[6]
Cdc podología
Se preguntó a los encuestados por el número de veces que habían utilizado un taladro en las dos últimas semanas. Los resultados se muestran en la figura 2. Aunque algunos podólogos habían respondido “ninguna vez”, indicaron en otras preguntas que tenían una fresa, por lo que no se puede determinar si estaban de baja o no habían utilizado la fresa de uñas en las dos últimas semanas.
La revisión de los datos brutos mostró que los podólogos que no habían utilizado un taladro de uñas en las dos semanas anteriores no poseían un taladro de uñas, lo que se basaba en el tipo de respuesta a la pregunta sobre el tipo de extracción del taladro de uñas. De los 45 podólogos que respondieron que su taladro tenía un sistema de extracción de polvo, la mayoría eran del tipo de aspiración. La figura 3 muestra que el 81% de los podólogos que habían utilizado un taladro en las dos últimas semanas habían utilizado algún tipo de mascarilla para evitar la inhalación de polvo. El 17% de los encuestados no utiliza ningún tipo de mascarilla mientras taladra, aunque este porcentaje podría ser más elevado, ya que algunos indican que sólo la utilizan ocasionalmente. Uno de los encuestados afirmó que sólo llevaba mascarilla cuando utilizaba el taladro de uñas sin extracción de polvo, es decir, en las visitas a domicilio. Este podólogo no mostró ninguna diferencia significativa con los demás podólogos más experimentados del grupo de muestra.Figura 3
Preguntas de la entrevista sobre asistencia sanitaria y TOP-SCORING
Existen dos categorías principales de lesiones del pie relacionadas con el trabajo. La primera categoría incluye las lesiones en los pies por pinchazos, aplastamientos, esguinces y laceraciones (cortes). El segundo grupo de lesiones incluye las derivadas de resbalones, tropiezos y caídas. Los resbalones y las caídas no siempre provocan lesiones en los pies, pero la falta de atención a la seguridad de los pies desempeña un papel importante en su aparición.Estas dos categorías de lesiones en los pies, sin embargo, no agotan toda la gama de problemas de los pies en el trabajo. Existen también otras afecciones, como callosidades, uñas encarnadas o simplemente pies cansados, que son frecuentes entre los trabajadores. Aunque no se consideren lesiones profesionales en sentido estricto, pueden tener graves consecuencias para la salud y la seguridad en el lugar de trabajo. Causan malestar, dolor y fatiga. La fatiga predispone al trabajador a sufrir más lesiones que afectan a los músculos y las articulaciones. Además, un trabajador cansado y dolorido está menos alerta y es más probable que actúe de forma insegura. El resultado puede ser un incidente de cualquier tipo.
Riesgo de caídas: cribado, evaluación e intervención
El cuidado del pie diabético es esencial, ya que la diabetes puede ser peligrosa para los pies: incluso un pequeño corte puede tener graves consecuencias. La diabetes puede causar lesiones nerviosas que le resten sensibilidad en los pies. La diabetes también puede reducir el flujo sanguíneo a los pies, dificultando la curación de una herida o la resistencia a las infecciones. Debido a estos problemas, es posible que no note la presencia de un objeto extraño en el zapato. Como resultado, puede aparecer una ampolla o una llaga. Esto podría provocar una infección o una herida que no cicatriza y que podría ponerle en riesgo de amputación.
Piense en calcetines hechos específicamente para pacientes diabéticos. Estos calcetines son más acolchados, no tienen la parte superior elástica, son más altos que el tobillo y están hechos de fibras que eliminan la humedad de la piel.
Los cirujanos de pie y tobillo son los principales expertos en el cuidado del pie y el tobillo en la actualidad. Como doctores en medicina podológica -también conocidos como podólogos, DPM u ocasionalmente “médicos de pie y tobillo”- son los especialistas quirúrgicos certificados de la profesión podológica. Los cirujanos de pie y tobillo tienen más formación y entrenamiento específico en pie y tobillo que cualquier otro profesional sanitario.