Semillas de maíz a pie
Cuando caminamos o estamos de pie, el peso de nuestro cuerpo recae primero sobre el talón y luego sobre el pulpejo del pie, donde la piel es más gruesa para soportar la presión. Cuando esta presión es excesiva, algunas zonas de la piel se engrosan y forman callos y callosidades, como respuesta protectora al roce de la piel con un hueso, un zapato o el suelo.
El callo (o callosidad) es una zona extendida de piel engrosada y dura en la planta del pie. Suele ser síntoma de un problema subyacente, como una deformidad ósea, una forma particular de caminar o un calzado inadecuado. Algunas personas tienen una tendencia natural a formar callos debido a su tipo de piel. Las personas mayores tienen menos tejido adiposo en la piel, lo que puede provocar la formación de callos en el metatarso del pie.
Los callos se producen por presión o fricción sobre zonas óseas, como una articulación, y tienen un núcleo central que puede causar dolor si presiona un nervio. Existen cinco tipos diferentes de callos, siendo los más comunes los callos “duros” y los “blandos”:
Maíz en la planta del pie
Los callos y callosidades en la planta del pie pueden ser extremadamente dolorosos e incómodos, dejándole con la sensación de que camina sobre una piedra, paso tras paso. Nuestros podólogos están formados y cualificados para eliminar callos y durezas del pie de forma segura y eficaz sin dañar la piel sana que los rodea, y normalmente es indoloro.
Un callo del pie es una zona de piel engrosada que suele encontrarse en la planta del pie. Los callos se desarrollan como parte de un proceso natural por el que el cuerpo intenta proteger la piel cuando se somete a presión y fricción repetidas. Al engrosarse como respuesta, se minimiza el riesgo de que la fricción provoque una “rotura” en la piel y deje al cuerpo vulnerable a las infecciones.
Por desgracia, cuando el callo alcanza cierto grosor, puede resultar molesto e incluso doloroso, ya que ejerce mayor presión sobre los tejidos, las articulaciones y los huesos que se encuentran debajo. El callo es piel muerta sin terminaciones nerviosas ni riego sanguíneo, por lo que su eliminación suele ser indolora, como cortarse el pelo.
¿Qué aspecto tiene un maíz después de extirparlo?
Pueden aparecer dolor o molestias y distintos tipos de callos en diversas partes del pie. Los callos pueden ser visibles entre los dedos, en la parte superior de los dedos o en la planta del pie. Las causas de la formación de callos son similares a las de la presión de los callos, el calzado y los altos niveles de actividad.
Si un callo no se trata, se volverá doloroso. Un callo no mejorará por sí solo a menos que se elimine la presión que lo causó originalmente. Si no se elimina la causa, la piel seguirá engrosándose y se volverá más dolorosa.
Al cabo de un tiempo, el cuerpo puede tratar el callo como un cuerpo extraño y desarrollarse una úlcera o un absceso. Esto puede ser grave, sobre todo si se infecta. La infección es una complicación muy grave para las personas con diabetes, mala circulación y neuropatía periférica.
Los callos son síntomas de problemas subyacentes y, por lo tanto, el autotratamiento sólo debe intentarse una vez que un podólogo haya diagnosticado la afección subyacente y aconsejado sobre la mejor manera de tratarla.
¿Puede un podólogo eliminar un callo
Dado que los pies soportan el peso del cuerpo, el calzado puede hacer que esto sea más difícil si crea una fricción adicional en zonas del pie. Cuando esto ocurre, el cuerpo responde engrosando la capa superficial de la piel. Estas zonas duras de la piel se denominan callos, y si la presión se concentra en una zona pequeña, puede formarse un callo duro. Si no se alivia, la presión puede producir inflamación, con el consiguiente dolor, hinchazón y enrojecimiento. También pueden formarse callos “blandos” entre los dedos de los pies, donde la piel está húmeda por el sudor o un secado inadecuado. Tienen un aspecto blanco y gomoso y también se producen por fricción o presión excesivas. Los callos y callosidades suelen aparecer en las plantas de los pies o en la parte superior de los dedos, así como en los talones y en los laterales de las uñas de los pies. Pueden afectar a todo el mundo, especialmente a las personas mayores, que pierden tejido adiposo y flexibilidad con la edad, y a quienes trabajan en ocupaciones que les mantienen de pie.
Las callosidades y los callos pueden ser signos de problemas subyacentes y advertencias tempranas de trastornos más complejos de los pies. También pueden indicar anomalías o deformidades en la estructura ósea, y estar causados por un calzado inadecuado. En general, forman parte del sistema de defensa del organismo para proteger los tejidos.
